Redacción
México.- Después de cuatro años de ausencia, México ha recuperado su posición en el escenario internacional como uno de los destinos más atractivos para la inversión empresarial, según revela la encuesta anual realizada por la consultoría PwC a los presidentes ejecutivos (CEO) de diversas compañías.
La posición geográfica privilegiada de México, junto con los beneficios comerciales derivados del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo han colocado nuevamente en la mira de los grandes inversionistas internacionales. Este retorno a la lista de los 10 países más atractivos para los negocios refleja el interés renovado en el país como destino para la relocalización de empresas y la expansión de operaciones.
Según Carlos Zegarra, socio líder de Management en PwC, los conflictos geopolíticos y los desafíos provocados por la pandemia han llevado a las empresas a reevaluar sus estrategias de operación, buscando reducir la exposición a interrupciones en las cadenas de suministro. En este contexto, México destaca como uno de los países que ofrece condiciones favorables para la generación de ingresos empresariales significativos.
El fenómeno del «nearshoring», que consiste en trasladar operaciones de manufactura y servicios a países cercanos, ha impulsado aún más el atractivo de México como destino de inversión. Ana Paula Jiménez, socia directora de PwC, destaca que el nearshoring representa una oportunidad única para el crecimiento económico y la generación de empleo en México, especialmente en el sector manufacturero.
Los resultados de la encuesta revelan que el 41% de los CEOs entrevistados anticipa un mayor crecimiento económico en México, en comparación con el 20% del año anterior. Sin embargo, persisten desafíos como la inflación y la volatilidad macroeconómica, identificadas como amenazas clave para el desarrollo empresarial en el país.
A pesar de estos desafíos, el riesgo de recesión en Estados Unidos ha disminuido según PwC Intelligence, lo que refuerza la confianza de los inversionistas en la estabilidad económica de la región. En este contexto, el nearshoring emerge como un proceso más eficiente y resiliente, permitiendo a las empresas controlar localmente sus procesos de producción y satisfacer las demandas del mercado de manera ágil y eficaz.
